Después de retiros
por: +Luis Fernando Rodríguez Velásquez
Arzobispo de Cali
El mes de julio, en la arquidiócesis de Cali, ha sido dedicado desde hace muchos años a los retiros espirituales canónicos que hacen los presbíteros en grupos y los diáconos permanentes.
Los retiros, en nuestro caso, buscan ayudar a hacer un pare en el camino. Lo hizo Jesús en varias ocasiones con sus discípulos, a quienes en alguna ocasión se los llevó a un lugar aparte para estuvieran tranquilos, “pues no tenían tiempo ni para descansar”. Ese pare en el camino sirve para descansar, revisar la vida, elaborar proyectos para el futuro, y también para reencontrarse con los cohermanos sacramentales, a fin de fortalecer los vínculos fraternos.
Este año, los presbíteros tuvieron como tema central la esperanza, en concordancia con el jubileo o año santo en el que estamos siendo invitados a ser “peregrinos de la esperanza”.
Ha sido la ocasión para renovar este llamado de anunciar la esperanza en momentos en que el país y el mundo se ven sumidos en la desesperanza y el miedo.
Para nosotros, estos retiros tuvieron un complemento especial. Dos de los tres grupos fueron animados por dos religiosas. Primera vez en la historia de la arquidiócesis que unas “monjas” dirigen temáticamente los retiros del clero. Inicialmente, como era normal, hubo sorpresa, pero al final, una acción de gracias. ¡Cómo es de importante que personas de fuera del ámbito clerical nos puedan decir lo que piensan de nosotros, nos cuenten cómo nos ven y, sobre todo, lo que esperan de nosotros consagrados y ministros del Señor!
En la línea del Papa Francisco, tuvimos una experiencia sinodal muy valiosa. Desde la escucha del otro y de la otra, el Señor tocó corazones y nos instó a ser valientes para seguir perseverando en los compromisos sacerdotales para llevar a cabo con alegría la misión encomendada a cada uno.
Como lo anoté en un editorial anterior para los movimientos que están difundiendo la metodología de los retiros espirituales, para nosotros clérigos, estos retiros no se pueden quedar en un momento que pasa. Pido al Señor que la semilla sembrada por Él, a través de las religiosas y el presbítero que los animaron, de frutos de verdadera santidad. No puede ser de otra manera.
Agradezco a todos los presbíteros que acogieron con entusiasmo la convocatoria a los retiros espirituales 2025.
En este mes de agosto, las Hermanas Agustinas Recoletas cumplen 200 años de ser las custodias de la Capilla de la Merced, lugar en donde hace 489 años se celebró la primera Eucaristía en la fundación de Cali, por los Padres Mercedarios.
En esta capilla, junto con el Museo de arte religioso, hay tres imágenes marianas de gran devoción: Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de Cali, Nuestra Señora de la Consolación, patrona de las Religiosas Agustinas Recoletas, y la muy querida imagen original de Nuestra Señora de los Remedios, patrona de la Arquidiócesis y del Valle del Cauca.
El martes 5 de agosto tendremos una solemne Eucaristía para celebrar este significativo aniversario, para dar gracias a Dios por la insigne presencia de esta comunidad en Cali y el servicio que con abnegación y entrega prestan es la Capilla de la Merced. A las actuales religiosas, va mi abrazo y mi bendición.
Y el miércoles 6 de agosto, en la Capilla de la Merced, tendremos otro aniversario, los 100 años de la Cruz Roja Colombiana, seccional Valle del Cauca. Tenemos mucho que agradecer a los miembros y voluntarios de la Cruz Roja por todo el bien que hacen no solo frente las tragedias de la naturaleza, accidentes o distintas calamidades, sino también en las acciones humanitarias para salvar vidas humanas y ayudar en la liberación de tantos que han sido privados de su libertad. Como arzobispo les hago llegar mis felicitaciones y en nombre de las miles de personas que se han visto beneficiadas por su acción solidaria y humanitaria, el aplauso y la oración.
Por último, contemplemos el misterio de la Asunción de María al cielo, que celebramos el 15 de agosto. Ella, la siempre pura, la llena de la gracia del Espíritu, con su ejemplo de vida, que la hizo merecedora de gran merced, nos anime y acompañe en la búsqueda que todos debemos hacer de las glorias celestiales.