En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».
Palabra del Señor
Medita:
‘¡Este es mi Hijo muy amado, escúchenlo!’
Increíble el poder del Padre para resumir en una pequeña frase tres informaciones trascendentales para nosotros:
- Jesús es el Hijo de Dios. Pedro así lo había confesado, pero por una inspiración del Padre, mientras que aquí es el Padre quien nos lo revela directamente.
- Él es su predilecto, el ‘muy amado’ (el ‘Ungido’, el ‘Mesías’, el ‘Elegido’), quien está por encima de Moisés (la Ley) y de Elías (los Profetas).
- Y lo que el Padre quiere de nosotros es que escuchemos la Palabra de Jesús, que atendamos su mensaje.
¡La Palabra de Jesús es Palabra de Dios!
Esta es la gran verdad revelada por el Padre, pero que Jesús no querrá que la divulguen sus discípulos sino hasta después que resucite de entre los muertos, cuando se verificará, con la prueba definitiva y última de parte de Dios Padre, que Jesús sí es el Mesías y el Kyrios. (el ‘Señor’, o sea ‘Dios’). Solo entonces comprenderán y verificarán que la Palabra de Jesús es Palabra de Dios, es más, que Él es la Palabra misma:
- Dios ha hablado a través de los hombres, pero como a través de un filtro, reteniendo algunas cosas y expresándose cada uno según los límites de su naturaleza humana, lo que hace que su palabra sea imperfecta, o parcialmente cierta. Puede contener verdades, pero no la verdad plena.
- Pero en Jesús la Palabra es totalmente cristalina, transparente, plena, perfecta, porque Jesús es el Hijo de Dios, quien es Uno con el Padre y con el Espíritu Santo.
Ora:
Dios bueno; Dios Omnipotente; Dios Fiel; Dios Todopoderoso; Dios Amor:
Ten compasión de mí.
Recoge mis pecados y destrúyelos.
Crea en mí un corazón nuevo, con capacidad de amarte y de servirte.
Ayúdame, ahora y siempre, a hacer tu voluntad
y a que ella, se haga en mí, según tus planes y Tu voluntad.
Amén
Por: Delegación de la Animación Bíblica de la Pastoral, Arquidiócesis de Cali – Omar Herney Salgado Gómez, Pbro
Nota: Las breves plegarias fueron tomadas del Manual de Oraciones de la Espiritualidad Trinitaria de los Hijos de la Madre de Dios