En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.
Palabra del Señor
Medita:
¿Qué es preferible, perder a Jesús o perder el país?
La legislación del Deuteronomio prohibía hacer morir a una persona en lugar de otra (Dt 24,16). Sin embargo, argumenta una excepción, valiéndose del principio de que es esto posible cuando está en juego el bien común. Y uno agregaría: y cuando coincide con los intereses de quien toma la decisión.
Y aquí viene otra ironía. Resulta que, sin saberlo, Caifás repite lo que había dicho Jesús sobre el dar vida dando la propia (ver 10,11-15). Caifás se convierte en un profeta que anuncia el valor salvífico y universal de la muerte de Jesús. Es el matador quien usa este término tan rico de significado: “profetizó que Jesús iba a morir por la nación” (11,51).
Lo mismo pasa con la otra frase de Caifás: “para no sea arruinada toda la nación” (11,50). De nuevo, sin quererlo, resulta haciéndole eco a las palabras de Jesús, quien dijo que no había perdido a ninguno de los que el Padre le había confiado (10,28-29; 17,12). En boca de su mayor enemigo, se enuncia el valor salvífico de la muerte de Jesús.
Pero una nueva ironía aparece. La muerte de Jesús ocurrirá, pero no porque sea lo que más conviene para el pueblo, sino porque así lo había establecido el proyecto de Dios. Jesús morirá por el bien y por la salvación de su nación, Israel, pero no sólo por ellos, también por la humanidad entera. La muerte de Jesús es como la bandera que el Señor alzará entre las naciones, para recoger de los cuatro ángulos de la tierra a todos estos hijos de Dios dispersos (12,32; cf. Is 11,12; 49,22). Estos hijos de Dios son los hebreos y los paganos de todas las naciones, los que acogen la Palabra de Jesús y entran a formar parte de su familia.
Ora:
Jesucristo: Enséñame a morir Contigo; para resucitar contigo.
Dame humildad, dame amor. Ayúdame a ser limpio, puro y santo como tú.
Amén
Actúa:
¿Qué es lo que realmente ‘conviene’? O mejor, ¿lo que me ‘conviene’?
Una buena pregunta como para un retiro de inicio de la Semana Santa
A pesar de la contundencia de los signos de Jesús, los responsables del destino religioso del pueblo se cierran hasta el punto de decidir que ‘conviene’ que muera.
Cuando no se quiere creer no hay argumentos que valgan y, peor, se comienzan a lanzar ataques para silenciar al que pone en crisis mi conciencia. Sin embargo, sobre este mismo hecho de la muerte de ‘uno’ en favor de ‘todos’, mejor aún, en nuestro lugar, Dios tiene otro punto de vista: no el de la ‘conveniencia’ política, sino que éste es su plan de salvación más completo.
Por: Delegación de la Animación Bíblica de la Pastoral, Arquidiócesis de Cali – Omar Herney Salgado Gómez, Pbro
Nota: Las breves plegarias fueron tomadas del Manual de Oraciones de la Espiritualidad Trinitaria de los Hijos de la Madre de Dios