Marzo : Cuaresma en camino de Pascua

 

Por: Luis Fernando Rodríguez Velásquez
Arzobispo Arquidiócesis de Cali 

Durante este mes de marzo avanzamos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma. Cuarenta días que nos ayudan a preparar nuestras mentes y nuestros corazones para la gran fiesta de la Pascua que celebraremos en la última semana de este mes.

El centro de este tiempo de gracia es la conversión. Llamados a volver la mirada a Jesús, y con Él dar inicio a una nueva vida, convertidos, recreados, reconciliados con Dios, con el prójimo, con nosotros mismos y con la creación.

Para alcanzar la meta de la conversión, la Iglesia propone varios medios como la oración, la penitencia y la limosna. A través de la oración, en el silencio del desierto vital, logramos escudriñar lo que Dios quiere para cada uno de nosotros. Es la oración un don que pedimos, para establecer el vínculo de intimidad espiritual y de fe con quien es el Señor de la vida. En la oración logramos adentrarnos en el corazón mismo de Dios. Con la penitencia hacemos el ejercicio personal de purificar nuestra vida de aquello que nos puede separar de Dios y de los hermanos, e incluso de aquello que nos puede afectar. Es descubrir lo que nos afecta, para renunciar, a veces con dolor penitente, de esas cosas y avanzar por el camino de una mejor vida, en paz. Por último, la limosna. Se trata de aprender a ser solidarios con los hermanos que nos necesitan. Una limosna con la que se hace extensiva la caridad del mismo Dios reflejada en las obras de misericordia.

Pero todo esto tiene que tener una motivación: se ora para estar con Dios y en Dios y orientar la vida según su voluntad; se hace penitencia, para purificarnos y consolidar el deseo de cambiar de vida, y se da limosna, como medio de hacer concreto el mandato del Señor de amarnos los unos a los otros.

Este ejercicio espiritual, para que sea efectivo tiene una base que no se puede desconocer. Dice San Pablo: “Ya podría repartir todas mis posesiones y entregar mi cuerpo a las llamas, pero si no tengo amor, de nada me sirve” (1Cor. 13, 3). En definitiva, en la cuaresma estamos llamados a fortalecer la caridad afectiva, efectiva y ordenada, y a darle el verdadero sentido al ejercicio penitencial como nos dice el profeta: “Vuelvan ahora a mí de todo corazón, con ayuno, con llanto, con luto -dice el Señor-. Rásguense, pues el corazón, no las vestiduras. Vuelvan al Señor su Dios, porque Él es clemente y compasivo, paciente y rico en misericordia” (Joel 2, 12-13). Esta es verdadera conversión que Dios espera de nosotros también hoy.

Es tradicional en la Iglesia colombiana realizar en este tiempo la campaña de Comunicación Cristiana de Bienes. A través del gesto de la renuncia y el aporte económico para las obras sociales de la Iglesia, los católicos estamos llamados a tener un signo concreto de la solidaridad cristiana. Este año en la Arquidiócesis de Cali, aparte de lo que se envía para la Pastoral Social Nacional o Cáritas nacional, como ayuda para calamidades en lugares remotos de nuestro país, que coordina la Conferencia Episcopal, el dinero se destinará en este año a fortalecer nuestras obras sociales que son variadas.

Estas obras son articuladas por la Vicaría para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, o Pastoral Social de Cali, que abarca variados servicios sociales como son:

  1. La Pastoral de los Migrantes.
  2. La Pastoral de la Salud.
  3. La Pastoral Penitenciaria.
  4. Los habitantes de calle.
  5. Los trabajos para la reconciliación y la paz.
  6. El Observatorio de Realidades Sociales.
  7. La Pastoral del Trabajo.
  8. La Pastoral Étnica.
  9. La educación en los sectores vulnerables, para cerca de 27.000 estudiantes pobres.
  10. El Banco Arquidiocesano de Alimentos y el programa de comedores comunitarios.
  11. Finalmente, no podemos desconocer la presencia de la Iglesia de Cali en los sectores más pobres y vulnerables, con más de 100 parroquias, a las que es necesario acompañar.

Invito a los fieles católicos de la Arquidiócesis a ser muy generosos con esta ofrenda que podrá darse antes del Jueves Santo. El Señor les recompense su generosidad y aportes para que la caridad de Dios, en Cali, se sienta más cercana.

Cristo es la manifestación más grande del amor y la misericordia del Padre, que nos amó tanto que nos envió a su Hijo, para darnos vida abundante. El misterio de la Pascua que celebramos con la pasión, muerte y resurrección de Jesús, sea la ocasión de renovar los compromisos bautismales y tener los mismos sentimientos de Cristo, salvador y liberador. Hay que dar el paso de la muerte a la vida, el paso del egoísmo a la solidaridad. Que vivamos así la pascua 2024.

 

 

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