Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 6,36-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Palabra del Señor

Medita:

Sean misericordiosos como su Padre del cielo es misericordioso

Este programa de misericordia que nos propone Jesús es realmente asombroso y, a mi modo de ver, ‘revolucionario’. Jesús nos plantea, primero, que nuestro Padre del cielo es, ante todo misericordioso: no justo, sino misericordioso… no severo juez, sino misericordioso… no ‘legalista’, sino misericordioso… no dispuesto a condenar, sino misericordioso… no con ánimo de destruirnos, sino de salvarnos por pura misericordia. ¡Qué Buena Noticia!.

¿Y cómo podemos ser misericordiosos como nuestro Padre del cielo?… Ya nos lo dice Jesús: ‘no juzguen, para no ser juzgados; no condenen, para no ser condenados; perdonen, para ser perdonados; y den, para que les den a ustedes.’ 

Porque, la proporción de ‘mi misericordia’ hacia los demás, condiciona la medida con la que mi Padre me tratará a mi también con ‘misericordia’. Por lo que hay varias medidas de ‘misericordia’, así como sucede con los vestidos: 

  • Small (S): pequeña, estrecha, mezquina 
  • Medium (M): mediana, regular, cuando me conviene 
  • Large (L): larga, ancha, generosa 
  • Extra Large (XL): extra larga, muy abundante, hasta dar la vida… 

 Por eso, ‘con la medida con que tú midas a los demás, serás medido tú’… 

Ora:

Señor: Yo creo en tí; yo espero en tí; yo te amo a Ti.

Sé mi Dios y mi Señor; mi único Dios y mi único Señor. Aumenta mi fe.

Sólo tú puedes salvarme; sálvame con tu poder y tu misericordia.

Dejo, con esta certeza, todos mis problemas en Ti.

Te glorifico, te amo, te bendigo y te doy gracias.

Gracias por responderme, porque sé que lo harás.

Amén

Actúa:

¿Para qué necesita un niño de su padre / madre?  

Para que, cuando caiga, su padre / madre lo levante; y si se hizo daño al caer, lo cure y lo consienta: el hijo se atreve a caminar de nuevo, o a intentar montar en bicicleta, porque sabe que su padre está ahí, lo vigila, y acude enseguida cuando tropieza y cae… El padre / madre está ahí, dispuesto a socorrerlo, porque es su hijo, y lo ama, y no quiere que nada malo le suceda; y aún, si vuelve a caer, poder levantarlo y ayudarlo a seguir adelante…  

¿Podrá alguien criticar al padre / madre porque una y otra vez socorre 

y levanta a su hijito del alma? (Is.49, 15)

Eso hace un ‘padre / madre’: ¡amar y tener compasión de su hijo, cada que lo necesite!. 

Como se supone que somos los ‘hijos de Dios’, Jesús nos invita a que también seamos ‘misericordiosos’ como lo es nuestro Padre del cielo; por tanto, sé un buen padre / madre, ya que todos los cercanos y lejanos somos tus hijos. 

Por: Delegación de la Animación Bíblica de la Pastoral, Arquidiócesis de Cali – Omar Herney Salgado Gómez, Pbro

Nota: Las breves plegarias fueron tomadas del Manual de Oraciones de la Espiritualidad Trinitaria de los Hijos de la Madre de Dios

 

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