Lectura del santo evangelio según Marcos 1,12-15 – Domingo 1ro de CuaresmaLectura del santo evangelio según Marcos 1,12-15 –

 En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.

Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Palabra del Señor
 

Medita:

El Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días

Luego de ser bautizado por Juan en el Jordán, Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, donde estuvo cuarenta días, y fue tentado por Satanás. Lo extraño es que Marcos no nos da detalles de esta batalla espiritual de Jesús (mientras que Mateo y Lucas sí – Mt.4, 1-11, Lc.4, 1-13).

¿Por qué el Espíritu conduce a Jesús al desierto?

  1. Podríamos decir que para ‘ponerlo a prueba’, pero ello podría dar a entender que, si no supera la prueba, entonces no es ‘apto’ para su misión…
  1. Quizás es más acertado pensar que es una manera de ‘fortalecer su voluntad’ para poder enfrentar todas las pruebas que implicará su misión: es por esto que la batalla con Satanás se agudiza en el ‘desierto’, (por el ayuno y la oración), pero realmente no cesará a todo lo largo de su misión salvífica.

La intención de Marcos va más orientada a resaltar este ‘desierto voluntario’ de Jesús; y a la vez constatar que Jesús se mueve por el Espíritu Santo: Éste lo llena y las mociones que lo impulsan a actuar vienen de Él.

Ora:

Dios mío: Dame el Espíritu Santo 

para que yo pueda vivir tu vida a cada instante.

Para que en mí se haga tu Voluntad y yo la cumpla.

Amén. 

Actúa:

¿Qué propósitos me he planteado en este tiempo de cuaresma?

Nosotros, que hemos acogido a Jesús y que ya pertenecemos a su Reino, nos toca ahora nuestro ‘desierto’ y nuestra ‘cuarentena’, y librar nuestra propia batalla en contra de las ‘tentaciones’. Y después de algunos días de estar en el ‘desierto’, saldremos más livianos de cómo estábamos cuando ingresamos, y no por la dieta (o ayuno), sino por la limpieza interior que, entre otras, nos dejan siempre la oración, la meditación de la Palabra de Dios y la reconciliación con nuestro Padre misericordioso.

Por: Delegación de la Animación Bíblica de la Pastoral, Arquidiócesis de Cali –  Omar Herney Salgado Gómez, Pbro

Nota: Las breves plegarias fueron tomadas del Manual de Oraciones de la Espiritualidad Trinitaria de los Hijos de la Madre de Dios

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