“La Paz y la reconciliación, una mirada Sinodal”

Por: Dirección de Reconciliación y Paz

El mundo se encuentra sumergido entre llanto, dolor y sangre, que han dejado miles de guerras sociales en todos los escenarios, es por eso, que los barrios que recorremos como Dirección Reconciliación y Paz de la Arquidiócesis de Cali, son el vivo ejemplo de lo que se ve a nivel mundial, es así, que podemos encontrar que el mismo dolor que causan los enfrentamientos en el oriente del mundo, los tenemos como pan de cada día, en nuestra sociedad.

El caminar los barrios, ver los rostros y escuchar las voces, nos permiten conocer de primera mano, la guerra sangrienta que estamos viviendo, es así, que como Iglesia particular de Cali hemos podido actuar como madre y maestra, pero, sobre todo, como experta en humanidades, que entiende las situaciones complejas que se están viviendo, y la necesidad que hay de volver la mirada a Dios, quién es el único que puede darnos la paz.

Es por eso, que, en este tiempo Sinodal, la Iglesia está atenta a los cambios que se han realizado en todo el mundo, para prepararse en la escucha y el discernimiento. Por lo cual, este 12 de octubre en el Aula Pablo VI del Vaticano, se realizó una oración pidiendo por la paz, antes de empezar el trabajo sinodal.

En ese mismo ambiente, el Arzobispo de Bagdad afirmó qué: “La gente espera con gran esperanza vivir con dignidad y fraternidad, y no siempre con miedo y preocupación. Sinodalidad – ha dicho – significa también solidaridad con todos los que tienen miedo y sufren”.

Y es precisamente, en las palabras del Arzobispo que nos queremos detener, pues la Iglesia clama una paz verdadera, una paz con justicia social, que se forja en los diferentes escenarios.

Nuestro deber como Iglesia es continuar caminando los barrios, escuchar al que sufre y darle una voz de aliento que solo puede venir del Santo Espíritu de Dios. Es tiempo, de romper las barreras que existan entre las personas, es tiempo de crear una nueva historia desde la escucha atenta y el caminar constante, es hora de construir una nueva historia.

En este tiempo Sinodal, la Iglesia reconoce su gran misión de continuar orando y perseverando en la búsqueda incansable del don de la paz, por lo cual, nuestra acción pastoral no se detendrá y seguirá llegando al que lo necesita.

 

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