Junio: Para crecer en nuestra fe cristiana y católica

 

Por: Luis Fernando Rodríguez Velásquez
Arzobispo Arquidiócesis de Cali 

Junio es un mes muy especial, al menos desde lo que el calendario litúrgico nos ofrece.

Con ocasión de la Solemnidad de Pentecostés, la Iglesia nos invita a celebrar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Jesús fue el primero que oró con esta intención: “Pero no ruego solo por ellos, sino también por los que van a creer en mí por medio de sus palabras. Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti” (Jn. 17, 21). Ese deseo de la unidad se ha traducido en la dinámica de la sinodalidad. Caminar juntos es un ejercicio mediante el cual buscamos la unidad, en la diversidad. Es la unidad entre los distintos, también entre quienes profesan otros credos. No podemos cejar en el propósito de crear puentes que hagan posible que no solo desde la fe, sino también en nuestras relaciones humanas, seamos realmente un pueblo que camina unido. Oremos por la unidad que propicia el Espíritu Santo.

Es la unidad que se concreta también, y se manifiesta en el misterio de la Santísima Trinidad, cuya solemnidad celebramos el domingo 4 de junio. Tres personas distintas, pero un solo Dios verdadero, dice el catecismo acerca de este misterio de fe. Es el misterio que Jesús explica diciendo en su oración sacerdotal: “Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somo uno, yo en ellos y tú en mí, y alcancen así la perfecta unidad” (Jn. 17, 22). Al Dios uno y trino, invocamos todos los días cuando nos echamos la bendición. A Él invocamos cada que nos levantamos y podemos admirar en la naturaleza su obra creadora. Es el Dios Padre creador, es el Dios redentor en Jesús, es el Dios santificador en el Espíritu, pero sabiendo que cada uno de ellos es creador, redentor y santificador. “Quien me ve a mí ve al Padre”, decía Jesús. A la Santísima Trinidad, en quien creemos y esperamos, consagramos nuestras vidas, nuestro presente y nuestro futuro.

Otra solemnidad que vamos a celebrar con especial ardor será Corpus Christi, el domingo 11 de junio. Los exhorto para que renovemos nuestra devoción y afecto a Jesús Eucaristía. La Eucaristía es el misterio y centro de nuestra fe. Es la expresión del amor del Padre hecho carne y sangre en su Hijo Jesús por la acción del Espíritu Santo. Es entender que en la eucaristía encontramos la fuerza para el camino que debemos andar. Es el aliento en los momentos de tristeza y de dolor.

Pido a todos que este año, teniendo en cuenta el propósito que tenemos de anunciar en todo momento el Evangelio de salvación, “¡Ay de mi si no evangelizo!”, (1Cor. 9,16), vivamos alegres esta solemnidad, y con las procesiones litúrgicas demos testimonio al mundo de nuestra fe en la fuerza redentora y liberadora de la eucaristía. Que en ninguna iglesia parroquial deje de hacerse una procesión pública en la hora más adecuada como homenaje a Jesús eucaristía y para implorar su bendición sobre la Arquidiócesis en los momentos difíciles que estamos viviendo.

Otras dos celebraciones litúrgicas relacionadas con Cristo tenemos también: Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el 15 de junio, y el Sagrado Corazón de Jesús, el 16 de junio. Cómo no ver en Jesús, que por amor entregó su vida por nosotros, al sacerdote eterno de nuestras vidas. Qué bueno que pudiéramos recuperar en nuestras familias la significativa devoción de consagrarlas al Corazón de Jesús, recordando sus palabras, “Vengan a mí todos los que están cansados y abrumados por cargas y yo los haré descansar. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde corazón, y encontrarán descanso para sus vidas, pues mi yugo es sueve y mi carga ligera” (Mt. 11, 28 – 30).

Por último, el 20 de junio celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Los Remedios, nuestra patrona. A la Madre del cielo, la montañerita cimarrona, encomendamos nuestra Iglesia particular e imploramos de ella su maternal intercesión por la paz y la reconciliación de nuestras comunidades. En las parroquias pueden celebrar la misa votiva de la Santísima Virgen, y ofrecerle el rezo especial del santo rosario.

Mes de junio, regalo del Señor para meditar y profundizar misterios fundamentales de nuestra fe. Aprovechémoslo.

 

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