Por: Pbro. Ariel Viáfara Hurtado
Parroquia Santa Rosa de Lima
El mes de mayo, caracterizado por la veneración a la Virgen María y la celebración del Día de la Madre, contó con un acontecimiento excepcional que marcó la vida y la fe de los habitantes de las comunidades del Vicariato Apostólico de Guapi.
Por ríos y mares, una de las 13 réplicas de la imagen de Fátima, procedente de Portugal, que está haciendo su recorrido por varias ciudades de Colombia, peregrinó los territorios afro e indígenas de estos pueblos de la Costa Pacífica Caucana.
Fue un acontecimiento maravilloso que ha enriquecido la fe de los feligreses y ha fortalecido su devoción a esta advocación. Poblaciones como las de López de Micay, Guapi y San Bernardo y Puerto Saija en Timbiquí, acogieron con fervor la visita rejuvenecedora, promovida por Misión Fátima Colombia, de la Madre de Dios.
Al son de los instrumentos tradicionales y la música propia se recibió la réplica en las localidades, honrándola con la alegría característica de estas personas que se sintieron bendecidas con este enorme acontecimiento.
Las multitudinarias celebraciones de la Eucaristía, el rezo del santo Rosario, las procesiones por las calles de los pueblos y por el río, hicieron parte de las actividades desarrolladas para venerar a la madre Santísima.
El impacto fue positivo, ya que experiencias como estas avivan la vida espiritual, arraigan la confianza en el Señor y generan esperanza en estas comunidades periféricas.
Y es que los antecedentes de eventos similares han dejado huellas en esta región. En el año 2000 fue la imagen de la Virgen de las Lajas quien recorrió todas las comunidades del Vicariato. Este hecho revitalizó considerablemente a los fieles en su vida espiritual y acrecentó el acercamiento a Dios por medio de esta advocación.
Lo vivido en este mes de mayo ha sido un acto que quedará grabado en la vida de tantas personas que se sienten iluminadas y cobijadas por la Virgen con su visita fervorosa a estos pueblos.
Es importante incentivar la piedad popular en las parroquias, de tal manera que esta ayude a que el conocimiento de Dios sea efectivo y constante. La fe se nutre de acontecimientos como este y se impulsa la práctica de la oración y de manifestaciones del amor a Dios.
Cabe resaltar que las expresiones culturales son formas de veneración y alabanza a lo divino. Son una fuente de unidad y expresión de afecto al Señor y a la Virgen. Por eso, tiene mucho sentido cantarle desde la identidad étnica y cultural a la madre que peregrina.
Esta visita coincidió con la ordenación sacerdotal de Yelen Montaño, quien en su pueblo natal, San Bernardo, consagró su vida al servicio del Evangelio en presencia de la imagen de Fátima. Dos acontecimientos que dinamizan la vida cristiana de la gente y alimentan el ser de tantas personas que se unieron de las comunidades vecinas.
Los pueblos se regocijan con estas celebraciones y, en medio de tantas limitaciones, se oxigenan del amor de Dios que es bálsamo y sostén.