Por: Comunicación de la Pastoral Afro Cali
«¿Puede venir mi vecina? Ella tiene un hijo en cama y le cuesta trabajo caminar» dijo una señora que no quiso dar su nombre. Ella expresaba la solidaridad espontánea de los pobres, en su ánimo de ayudarla a participar en el comedor comunitario.
La Pastoral Afro de la Arquidiócesis de Cali inauguró su segunda sede en el barrio Comuneros II, la cual busca ofrecer alimento espiritual (evangelización), mental (formación) y corporal. Compartió con comunidad de sus benefactores este fruto de sus 25 años de trabajo pastoral. El día siguiente, domingo, celebró una Eucaristía afro en el templo parroquial de Nuestra Señora de Monte Carmelo, justo enfrente de la nueva casa.
“La Pastoral Afro primero soñó mucho tiempo con una sede donde coordinar su trabajo. En 2013, el entonces arzobispo, Mons. Darío de Jesús Monsalve, nos concedió lo que hoy es el Centro de Pastoral y Espiritualidad Afrocolombiana de la Arquidiócesis de Cali, en el barrio Unión de Vivienda Popular. 10 años después, por pura Gracia de Dios, estamos a punto de abrazar una segunda sede”, manifestó el Pbro. Venanzio Mwangi Munyiri, misionero de la Consolata y delegado arquidiocesano de Pastoral Afro.
Esta obra se da gracias a la generosidad de Carlos Umaña, de Brigard & Urrutia Abogados, y su familia, quienes mostraron su interés en ayudar desde su primer contacto, en mayo de 2022. Decidieron colaborar con la ampliación de nuestro servicio a los sectores más vulnerables de Cali. El equipo administrador de la Pastoral Afro buscó el lugar apropiado y contó otra vez con el apoyo de Mons. Darío Monsalve, el arzobispo anterior, concretado en la casa de Comuneros II.
El inmueble lo usó hace años la Fundación Nacederos. Luego, la casa quedó desocupada y empezó a deteriorarse. Se le entregó a la Arquidiócesis de Cali, pero ella no lograba darle un buen uso hasta que apareció la Pastoral Afro. La donación de los últimos meses permitió restaurarla y remodelarla; se trata de una vivienda de dos pisos que se destinarán a atender a la comunidad, sobre todo niñez y juventud. Es que el 60% de los 13 mil habitantes del barrio tienen menos de 29 años. Otro 20% son menores de 10 años. Nuestra Pastoral hará énfasis en los semilleros infantiles, con talleres de baile e instrumentos.
El barrio Comuneros II está esta la Comuna 13, al nororiente de la ciudad. Lo rodean Calipso, Yira Castro, El Poblado I, Los Robles y El Pondaje, entre otros. María Leonor González Villegas, con 25 años en el barrio y servidora de la parroquia, afirma que las primeras seis familias llegaron a Comuneros en 1982. Repartieron los lotes, incluso el que se utilizaría para construir el templo parroquial. Los vecinos lo iniciaron en guadua y madera, con el acompañamiento de la comunidad de las Carmelitas Descalzas. Los claretianos lo terminaron; por eso se exhibe una figura de San Antonio María Claret en su interior. Su congregación se la entregó a la Arquidiócesis hace 11 años. El Pbro. Francisco Javier Buelvas Quiroz es su párroco desde agosto de 2022. Él resalta que su comunidad parroquial es devota, dada al servicio pastoral y bien formada. “Estoy muy feliz de trabajar de la mano de la Pastoral Afro en Comuneros II. Ya tuvimos una experiencia muy fructífera hace años en mi anterior Parroquia, en el territorio ancestral afro del Corregimiento del Hormiguero. Es una bendición sentirme acompañado y seguir trabajando con la Pastoral Afro en este barrio mayoritariamente afrodescendiente». Considera que esta segunda sede pastoral superará el asistencialismo y ayudará a transformar corazones, como lo hizo el Señor. «La comunidad lo pedía a gritos y se nos concedió un milagro”, afirma.
Comuneros II no tiene puesto de salud ni biblioteca comunitaria, algo común en el oriente de Cali y la ladera. La parte que se conoce como el Jarillón integra un asentamiento de desarrollo humano incompleto inmenso. Tan grande que se divide en sectores: El Polo, Playa Alta, Playa Bajo, Nueva Florida y Brisas de Paz. La Alcaldía contabilizó ahí cerca de 800 viviendas construidas en predios públicos. Muchas se levantaron en guadua, esterilla, chapas onduladas y toldos plásticos. Las habitan gente desplazada, en su mayoría afrodescendiente, con un número significativo de migrantes venezolanos. La pandemia obligó a aún más familias a construir ahí sus ranchos, como explica Rosana Ramos, habitante del asentamiento.
La Pastoral Afro ya empezó a registrar familias beneficiarias del comedor comunitario. “Nuestra experiencia del comedor en Unión de Vivienda Popular ha sido exitosa y queremos llevarla a más sectores”, explica p. Elías Dominick Libanda, misionero de la Consolata. El actual arzobispo, Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez, y el Banco de Alimentos suministran los insumos para el comedor, junto a las parroquias de Divino Niño y San Joaquín, que se suman a esta iniciativa. Pero, «mal haríamos, si alimentáramos el estómago sin alimentar la conciencia y el corazón. Aspiramos beneficiarla a través del suministro de alimentos, pero también vincularla a programas de formación, como la Escuela de Perdón y Reconciliación, dramaterapia, formación artística y capacitación de agentes de Pastoral Afro y laicos en general”, explicó el Pbro. Venanzio.