Le llamamos Cuaresma a los 40 días de conversión y preparación de la Muerte y Resurrección de Cristo en la gran fiesta de la Pascua, que empieza desde el Miércoles de Ceniza, hasta el Jueves Santo, con la intención de vivir un tiempo de penitencia y renovación, como una práctica perfecta de la vida cristiana y un momento oportuno para los ejercicios espirituales, liturgias penitenciales, peregrinaciones, obras caritativas y misioneras.
Es el momento para arrepentirse de los pecados y de cambiar o mejorar algo sobre sí mismos y expresar su transformación interior para vivir más cerca de Cristo.
¿Cómo vive Unicatólica este momento Litúrgico?
Para esta celebración la Institución se prepara con tres acciones indispensables en un momento de profunda reflexión con su comunidad, a través de la oración, la penitencia y la caridad.
La Oración: como espacios de encuentro con Dios personales y comunitarios, para escuchar al Señor, aprender a contemplarlo y a percibir su presencia en nuestra vida, para que con la fuerza de su espíritu salgamos invictos de cualquier situación.
La Penitencia: para superar las tentaciones que día a día se nos presentan, por medio del sacramento de la reconciliación y la reparación, a través del ayuno y la abstinencia de pecados.
La Caridad: una virtud y acción humana impulsada por el amor a Dios y a los demás, está dirigida a aliviar el sufrimiento de manera especial de los más humildes y necesitados.
Así es como durante la Cuaresma, la Institución programa diferentes ejercicios y retiros espirituales para trabajar 5 aspectos importantes con toda la comunidad y su grupo juvenil pastoral, que están enfocados en: purificar la mente, cuidar de lo que ves, controlar lo que hablas, sincerar intenciones y por último abrir el corazón.
Estos días de reflexión han de llevar a quien es creyente a reencontrarse consigo mismo, a identificar sus vacíos, a través de dichas herramientas espirituales que mejorarán la relación con Dios y con el entorno para vivir una vida en plenitud.