En días pasados se conmemoraron los 50 años de haber ido a la casa del padre de Monseñor Gerardo Valencia Cano, primer obispo de Buenaventura y que sería llamado el obispo de los pobres. Con un desfile por las principales calles del municipio y luego la celebración eucarística, se recordó a este pastor que siempre buscó la verdad y denunció la corrupción y el maltrato hacia el hombre.
La Arquidiócesis de Cali hizo presencia, desde el Arzobispo, Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, sacerdotes e integrantes de las pastorales, estuvieron presentes y rindieron homenaje por la labor que desempeñaba Monseñor Gerardo Valencia Cano.
Valencia Cano nació un 26 de agosto de 1917 en Santo Domingo, Antioquia, años más tarde se convertía en una figura sobresaliente no solo de Colombia sino de toda Latinoamérica. De su vida apostólica se resalta su labor como misionero del Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal, prefecto apostólico de Vaupés (1949-1953), miembro participante del Concilio Vaticano II (1962-1965), presidente del Departamento de Misiones de Celam (1966), director del Centro Antropológico Colombiano de Misiones, Ethnia (1966) y vicario apostólico de Buenaventura (1953- 1972).
“A los pobres redimió, era su hermano mayor que compartió su dolor y con fe evangelizó todo el vacío llenó, su caridad practicó con amor y ternura y al pueblo de Buenaventura su santidad consagró, fue allí donde evidenció en todo hombre su hermano”, dijo Monseñor Rubén Darío Montoya, obispo de Buenaventura.